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Morir

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codigomorton's avatar
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Carlos atendió el teléfono, preocupado porque hacía horas que no tenía noticias de su hijo menor. Temía recibir ese llamado letal, clásico, pero ineludible.

-Si, yo soy Carlos Mendia- respondió a la voz inquisitiva-.

Entonces lo escuchó. El mensaje le fue dicho, llano y claro, y aquellas palabras se hicieron eco en su cuerpo y en su mente.

-No...- exclamó, incrédulo- ¡No puede ser! ¡No mi hijo!

Fueron largas horas de llanto incesante. Ya no tenía caso acción alguna: Carlos sabía perfectamente que no lo volvería a ver.

Cuando su esposa llegó a la casa, llevando de la mano al hijo mayor de la familia, Carlos le pidió al niño que fuese a su habitación.
Ana, asustada al ver los ojos vidriados de su esposo, hacía bien en estarlo. Carlos le hizo señas para que se sentase, y le contó lo sucedido.

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-Parece que... Bueno, me han dicho que... nuestro pequeño Alfio paseaba de nuevo por las calles lindantes a la Plaza Aicnarf, cuando... evadió las señales luminosas que le indicaban actividad mágica. ¡Le he dicho mil veces que siempre mire las luces antes de cruzar! Miles... Pero ya no tiene caso... Han revivido a nuestro hijo, Ana.

La mujer no pudo más que tomarse el rostro con las manos, y llorar desconsoladamente. Su esposo se acercó, casi abrazándola, acariciando sus pocos cabellos restantes.

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En esa ciudad con olor a cebolla de metal mis dientes y huesos rechinantes y diafragma cambiado por tubos de hojalata el ojo y caído el párpado no puedo más de lo que quiero y me llevo a la tumba en el cielo que nunca quise dejar de querer se suceden eventos inventados de turno por la transfiguración del tábaco del tránsito del alcohol de morir sin riesgo de ir al cementerio club estadio escuela gimnasio por delirium tremens en invierno de timpanos llenos de calaveras histéricas y el blues del adiós y un joven inmerso en calor llévale no lo sé él cambió yo me fui uno más caen de ayer...”

La profesora del curso interrumpió la lectura, ante la gran confusión que aquél texto le generaba.

-Alfio Benitez... ¿Qué has querido decir con esto? No tiene sentido, además la consigna era “Mi primer recuerdo”.

-Ese es mi primer recuerdo, profesora- exclamó timidamente aquel niño, acomodándose su gorra amarilla-. Es extraño, es como si lo hubiese vivido... pero sin haberlo vivido. ¿Me comprende?
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Toda la familia, más algunos amigos y conocidos, como la tradición lo indica, rodeaban aquel espacio en el suelo. Todos ellos iban vestidos de blanco, incluso el sacerdote, que dio un paso adelante para exclamar algunas palabras.

-Estamos aquí, hermanos, para despedir a nuestro entrañable Alfio Mendia. Este niño, que apenas comenzaba a disfrutar de su muerte, fue elegido por Los Señores para poblar junto a ellos, el mundo de los vivos. Benditos sean, Señores, que santos son y santa es su decisión y su palabra, que será respetada por cada uno de tus seguidores, ahora y en la hora de nuestra vida...

-¡¡¡Amén!!!- exclamaron todos los presentes, al unísono, dada la costumbre.

Carlos se arrodilló junto al pozo vacío. Lloró nuevamente, observando el cielo.

-Y ahora- continuó el sacerdote-, como se ha hecho desde el principio de los tiempos, este espacio de tierra quedará vacío, por tiempo indeterminado, para que en caso de descender Alfio de nuevo con nosotros, tenga aquí su lugar reservado, y así poder reencontrarnos con él. Demos gracias a Los Señores.

Y todos se hicieron la señal diagonal de la cruz, tocando primero la parte superior de su ojo izquierdo, luego su mejilla derecha, luego por arriba de su ojo derecho, y finalizando en su mejilla izquierda.

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“...por delirium tremens en invierno de timpanos llenos de calaveras histéricas...”

Esa era la parte del texto que más lo intrigaba. Alfio releía su obra, una y otra vez, pero no lograba comprender nada de su significado.

También lo llenaba de curiosidad la forma en que su familia lo veía, el hecho de que no lo dejasen ni un minuto solo, y de que lo llevasen seguido a ver al doctor, algo que nunca fue costumbre.

Tampoco podía comprender el por qué de las palabras que su madre repetía junto a su cama, cerca de las doce, cuando él simulaba estar dormido. Parecía ser latín, pero al ser un idioma que desconocía, optaba por no sacar conclusiones apresuradas.

Y entonces Alfio continuaba despierto hasta la media noche, confuso, con la molesta sensación de que algo en su vida estaba fuera de lugar.
Un relato escrito para la ronda 14 del NJL, en el Taller Literario del foro.

Parece que los vivos son un poco egoístas y no saben dar su merecido descanso a los muertos.

Editado al 18/04/07 por sugerencias de Tanka
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HalseidessDream's avatar
Hermoso trabajo =) leí cosas tuyas, seguí tu ejemplo y por eso ahora me creé una cuenta! Este es uno de los que mas me gusta...mmhhh, como se dice??? ah si!!!! favoritos!!!! ^^ excelente!